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Jamiroquai

Jamiroquai Hace mucho tiempo, cuando el mundo era joven íbamos a cambiarnos de piso. Teníamos todo preparado para mudarnos a una vivienda digna y bonita.

La cuestión es que durante el proceso se unió un tal Juanorano y tuvimos que ponernos en marcha. Hubo que buscar otro. Encontramos en el mismo bloque un piso en el 3º. Yo jamás lo vi, pero me contaron que era demencial. Bueno, cuando ya le pagamos la fianza y todo al dueno (típico, ratón, usurero, viejo) encontramos otro. Justo por debajo del mismo, en el 2º. Por artimañas no muy legales ( mentir descaradamente), logramos que el tipo nos devolviese el dinero y tal. Bueno, hasta aquí todo bien. Pero es que el cuarto de baño tenía un mancha de humedad de unos cuantos kilómetros cuadrados. Entonces, avisamos al nuevo dueño (dicharachero, cachondo, dueño de un gimnasio) hablo con el otro, había que pintar. Así que Eustaquio, que así se llamaba el anciano avariento de arriba llegó. Le tuve que abrir yo y me miró con tal cara de odio que me acongojé de lo lindo. Me dijo sinvergüenza y tal y me dijo que vendría al día siguiente.
Dicho y hecho, por la mañana de Sábado se presento con un pintor allí. Hicimos como pudimos las paces con el hombre. Nos dijo a mi y a Frankyfran (TWG estaba escondido en su zulo sin hacer ruido, no quería dar la cara) que los anteriores inquilinos eran unos barrabases y que le habían arrasado el piso ( se cargaron todas las puertas, los angelitos). Nosotros replicamos que nos había dado miedo entrar a un piso tan cochambroso, vaya que no lo arreglase. Al final nos dio un poco la razón. Y ¿para qué todo este rollo? Pues porque vino a nuestro piso a pintar Jamiroquai. Era un jovencito envejecido por la mala vida con su gorro de pintor y con el pelillo largo. Era un macarra de mucho cuidao. Nos contó sus peripecias en las calles. Era un tipo genial, era Jamiroquai. Hubo un problema, El techo del cuarto de baño era de gotéele y él no corto ni perezoso dijo ¿tenéis una escobilla del wc limpia? Nos miramos y fuimos a comprar lejía perplejos. Desinfectamos el artilugio y el tio con una pericia digna del mismísimo Miguel Ángel pintando la Capilla Sextina, con la escobilla del water, desinfectada burdamente por el jovencito y yo mismo, nos dejó el techo como una patena. Creo que en esa pátina acolchada todavía quedará alguna traza de ADN de nosotros y no me pregunten porqué. Aprovechando que el anciano se iba, se puso a pintar la habitación de al lado, para así cobrarle más al viejo, con nuestra complicidad de silencia. Y por es, ahora, cada vez que veo un video del bailarin y multimillonario Jamiroquai rodeado a bellas mujeres, me lo imagino con su escobilla, con sus 40 principales a toda hostia y su ganas de timar a la gente.

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